viernes, 20 de julio de 2012

Soy Cristina, una mamá enamorada de sus 3 preciosos hijos, Oliver de 6 años y medio, Noa de 4 años y medio y Marco de tres meses.

Mi historia aunque intenté resumirla sigue siendo un poco larga, lo siento ;) He decidido escribirla para expresar mi apoyo a todas aquellas mamás que van en busca de su soñado PVC (Parto Vginal después de Cesárea) y devolver de algún modo el apoyo que recibí yo de otras mamás cuando estaba perdida en busca de mi PVC2.

Podría haber escrito solo el nacimiento de mi tercer hijo, pero la historia quedaría incompleta ya que mis dos cesáreas anteriores han sido el inicio del largo camino que he recorrido hasta ver nacer a mi tercer hijo en un precioso parto natural en casa rodeada de personas maravillosas.

Creo importante añadir que hace 6 años nunca hubiera ni imaginado parir en casa, ni tan siquiera parir en un hospital sin epidural.

MI PRIMERA CESAREA


E
L 16 DE NOVIEMBRE DE 2005 
NACE OLIVER

INNECESAREA POR INDUCCIÓN FALLIDA A LAS 40 SEMANAS


Me quedé embarazada en el 2005, pasé un embarazo fantástico pero no busqué información alguna sobre el parto pues creí que no era necesario. No se me pasaba otra manera de parir que dentro de un hospital, segura, rodeada de médicos con bata blanca. Así que busqué un ginecólogo de mutua que me fuera bien por zona. A los 6 meses de embarazo dejé plantado a mi primer ginecólogo pues en las dos últimas visitas salía llorando de la consulta, sus bromas no me hacían gracia, sino todo lo contrario. Posiblemente estaba yo con las hormonas alteradas pero ellos lo deberían saber, ¿no? Si atienden mamás embarazadas deberían tener un mínimo de sensibilidad y no decir que si no controlaba mi peso tendría que atenderme en el pasillo de la clínica porque no entraría por la puerta de la consulta ( a los 6 meses había engordado unos 9 kg y acabé el embarazo en 16).

Busqué con miedo y con prisas otro ginecólogo, también cerca del trabajo para no perder tiempo. En un principio me pareció correcto. No se preocupaba del peso, no le veía estricto con nada, siempre me decía con una sonrisa que todo iba bien hasta que…

…. dos días antes de cumplir la semana 40 me sentenció con argumentos absurdos a una inducción sabiendo que acabaría en cesárea pues estaba totalmente verde. Razones que evidentemente no me dijo : cuadrar su agenda y que nadie le molestara ni de noche ni en fin de semana. Nosotros no queríamos acceder a ello pero nos empezó con el chantaje del miedo ( peligro para el bebé porque era grande (3.900gr) y yo bajita (1.60m), total imposible parirlo) y acabé en un quirófano con los brazos en cruz y habiéndome llevado todo el pack completo: varios tactos, oxitocina a chorro, litotomía durante 6 horas, rotura de bolsa a lo bestia y por último una cesárea donde tuvieron que ARRANCAR A MI HIJO con fórceps pues estaba escalando para huir de esas manos que estaban manoseándome todo el rato. Además con la epidural yo sufrí una bajada de tensión muy fuerte que me dejó fuera de juego y en ese momento sólo quería luchar por mi vida y olvidé cualquier interés por mi bebé.




Lo más cruel: la separación de mi hijo nada más nacer. Él estuvo separado de mí 48 horas. Lo ingresaron en neonatos por distrés respiratorio (provocado por la cesárea), además, se llevó un corte en la cabeza por los fórceps. O sea que podéis imaginar que el recuerdo del nacimiento de mi primer hijo es horrible. Siempre había soñado con ese momento de poder abrazar a mi hijo cuando naciera y tuve que llorar muchas horas antes de poderlo hacer.




Han pasado 6 años y medio y todavía lloro este parto robado. No he olvidado ningún detalle, todavía me cuesta hablar de ello sin emocionarme y no he podido perdonar al ginecólogo que nos hizo pasar todo ello con engaño y utilizando el miedo. Encima osó en hacer comentarios fuera de lugar en el mismo quirófano, diciendo que nunca podría parir a mis hijos sino cambiaba de marido pues salían cabezones como su padre. Y resulta que mi tercer hijo que he podido parir es el que ha tenido la cabecita más grande de los tres: 38,5 cm. de perímetro craneal.

MI SEGUNDA CESAREA


EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 2007 NACE NOA

INNECESAREA PROGRAMADA A LAS 40 SEMANAS



Noa llegó a nuestras vidas de forma inesperada. Tarde bien poco en hacerme a la idea de que la familia crecía y me empecé a ilusionar muchísimo con la nueva llegada.

Enseguida me puse manos a la obra y empecé a buscar otras opciones que no fueran las de la mutua para conseguir un parto vaginal. Y pensé en la Seguridad Social.

Pero al final, Noa nació también por cesárea, esta vez programada, la razón macrosoma. Peso 4 Kg. y según el protocolo de la Maternitat de Barcelona no podía optar a un parto vaginal pues tenía una cesárea previa y se consideraba parto de riesgo. Me sentí triste y a la vez culpable de hacer niños tan grandes que no podía parir. Aunque en ese momento estaba confiada que no tenía otra opción, pensé: “esta vez no hay engaños”. Había buscado un hospital proparto natural y la Maternitat se publicaba como tal, si no me atendían el parto es que realmente no podían. 

Total que en la semana 39 me aconsejaron en la Maternitat ir por vía privada para estar más cómoda que en el hospital público. Así que elegí un ginecólogo, quería una persona cercana que nos atendiera con cariño y pensé en una mujer, pero finalmente resultó ser igualmente insensible. La frase que me regaló nada más sacar a mi hija y antes de enseñármela fue: “suerte que te hemos hecho cesárea sino te hubiera reventado el culo”. Estaba triste, no conseguía conectar con ese momento, aunque esta vez no me llevé el pack de la inducción me volvió a dar el bajón de tensión por la epidural y supongo que los mismos sentimientos de la primera vez aparecieron.


Me repuse en unas horas, tan solo le había dado un pequeño beso fugaz en la frente a mi hija pues estaba atada con los brazos en cruz. De camino a la habitación poco a poco se me iba iluminando la cara, tenía ganas locas de abrazarla y sabía que en pocos minutos la tendría sobre mi pecho. Esta vez las cosas iban a ir mejor. Al entrar en la habitación miré a Ignasi y le pedí a mi bebé…ufff…Ignasi no sabía como explicarme que Noa estaba bien pero la tenían en neonatos. Por protocolo debía estar en observación 48 horas porque yo tuve décimas de fiebre al entrar al quirófano, 38ºC, causada por una gastroenteritis. La situación se volvía a repetir. Yo no paraba de llorar y llorar y encima aguantaba comentarios de enfermeras y pediatras que me hundían más aun, ¿por que lloras si tu hija esta bien? Y yo pensaba, si está bien ¿porque no esta con su mamá?. Lloré y lloré, y tras insistir a varias enfermeras finalmente nos dieron a Noa a las 34 horas. La pediatra de neonatos nos dijo que eso podía causarle problemas porque se estaba saltando el protocolo, a mí solo me importaba poder abrazar a mi hija.


La lactancia y la crianza de apego ayudaron a cicatrizar las heridas. Las físicas cicatrizaron con relativa rapidez, las emocionales están ahí todavía abiertas. Me resulta difícil perdonar a esas personas que me robaron esas primeras horas de la vida de mis hijos. Nos robaron ese valioso momento sin tener necesidad alguna. Les confié mi cuerpo y lo manejaron a su antojo, mi intuición siempre me indicó que no me habían hecho lo correcto. Yo era una embarazada sana y mis hijos también estaban sanos. Ahora sé que podía haber parido a mis hijos y no me dejaron.

INTERRUPCION TERCER EMBARAZO

EN LA SEMANA12 , 4 DE NOVIEMBRE DE 2010


En el 2010 me quedé embarazada de mi tercer hijo. Empezó entonces mi búsqueda de un hospital en Barcelona que me atendiera y que pudiera vivir por fin una cesárea respetada, sin que me separaran del bebé y a ser posible que el papá pudiera vivir esos primeros instantes conmigo. Yo ya estaba sentenciada a una tercera cesárea en cualquier hospital, de hecho la última ginecóloga que me atendió me intentó convencer de que no me quedara embarazada de un tercer hijo pues podría romperse el útero.

En esa búsqueda di con la lista apoyacesareas y cual fue mi sorpresa cuando me contestaron a mi petición con un Y POR QUE UNA TERCERA CESAREA, PUEDES INTENTAR PARIR A TU HIJO.

Me presenté en un encuentro de apoyacesareas donde escuché otros relatos escalofriantes de otras mamás. Por primera vez me sentí escuchada y comprendida, no estaba sola, no era rara por sentirme mal por mis cesáreas. Podía hablar abiertamente de mis emociones, de mis miedos y culpas. Podía sacar la rabia tras 5 años de silencio.

Además conocí a la maravillosa Inma Marcos, sus palabras se me quedaron grabadas. EN UN PRINCIPIO TODA MUJER SANA PUEDE PARIR A SUS HIJOS SI LE DEJAN, PARA ELLO ES NECESARIO MOVIMIENTO, TIEMPO Y RESPETO.

Estaba de 10 semanas y me sentía perdida. Sin estar convencida le pregunté a Inma si me podía atender y resultó que mayo del 2011 lo tenía todo completo. No pensaba en parir en casa pero no veía camino seguro en ningún hospital.

Lamentablemente dos semanas más tarde perdí a mi bebé, se le paró su corazoncito. Fueron momentos muy duros. Lloré mucho su perdida. Pero este bebé no se fue en vano: ME DEVOLVIO CONFIANZA EN MI CUERPO Y ME HIZO MAS FUERTE. Por primera vez me dejaron parir. Pedí respeto, tiempo y movilidad y aceptaron. Estuve ingresada dos días en el hospital. Sentí mis primeras contracciones y no necesité a nadie a mi alrededor para poder despedirme de mi pequeñín, sólo necesitaba cerca a Ignasi. Lo hice sola, mi cuerpo funcionaba.

No pasaron ni dos semanas que sentí la necesidad de escribir a Inma para contarle lo sucedido. Le pregunté si en un posible futuro embarazo ella me podría atender el parto en casa con dos cesáreas previas y me contesto un PUES CLARO que dejó flotando por unos días.

PVC2 MARAVILLOSO EN CASA


EL 20 DE ABRIL DE 2012 NACE MARCO EN LA SEMANA 40+5


Antes de ir a buscar a Marco pasé varios meses de duelo. Quería quedarme embarazada pero tenía muchos miedos. En esos meses seguí buscando información sobre partos vaginales después de cesáreas y cada vez tenia más claro que sería en casa acompañada de Inma Marcos. Llegó el mes de julio de 2011 y me quedé embarazada. En mi primera falta me puse en contacto con ella y se reservó ya el día, yo no paraba de saltar de emoción.

El primer trimestre fue muy duro, no desaparecía el miedo de mi perdida anterior, deseaba que pasaran rápido esos primeros 3 meses. No conseguía disfrutar del embarazo aunque era un bebé deseadísimo.

Compartí mi sueño de parir en casa con 3 amigas, ellas me fueron acompañando durante los 9 meses y me ayudaron a sobrellevar los momentos de bajón. A mi familia se lo comuniqué en la recta final del embarazo pues no quería que nadie me diera consejos al respecto. Lo tenía muy claro y no quería perder energía argumentando a quienes no lo veían seguro.

Aunque todo no iba a ser tan fácil, faltaba convencer a Ignasi pues lo necesitaba a mi lado para recibir a nuestro hijo. No fue hasta el sexto mes que empezó a hacerse a la idea. Discutimos no una sino varias veces. Le llegué a decir que yo pariría aunque fuera sin él a mi lado. Tenía claro que no me haría una tercera cesárea programada. Inma me tranquilizaba diciéndome que no había papá que se le resistiera, que si tenía que reunirse con él para explicarle los riegos y las ventajas pues así lo haría. Al final no hizo falta porque poco a poco empezó a entender las cosas con la información que iba leyendo. 

En marzo empezaron las clases con Neixer a casa con las 4 comadronas fantásticas: Inma Marcos, Luci Alcaraz, Roser García y Raquel Faus. Para mi han sido 4 hadas, de esas de los cuentos que lo solucionan todo y hacen nuestro mundo mejor. En esos encuentros con otras parejas es donde pudimos aprender más. Clase a clase fueron desapareciendo los miedos y me planté en la semana 40 más tranquila y convencida que nunca. Por suerte Ignasi me acompañó y junto a mí fue ganando seguridad.



 Cumplidas las 40 semanas, empezaba la cuenta atrás. Estaba emocionada pensando que en cualquier momento me podía poner de parto. Quedaban pocos días para ver la carita de Marco. Inma y Raquel me visitaron en casa en la semana 40+2 y me dieron una noticia que no quería oír. Estaba verde y todo les hacía pensar que llegaría a la semana 42. A mí me preocupaba el peso del bebé y sobretodo que cumplidas las 42 semanas el parto no se hubiera iniciado espontáneamente y me empezara a poner nerviosa.

Intenté entonces relajarme y disfrutar de mi barriguita las dos ultimas semanas que me quedaban, decidí hacer paseos por la montaña para ayudar a encajar la cabecita de Marco. No tenía contracciones pero si algunos pinchazos en el pubis después de hacer algún esfuerzo. Durante esos días cuando estábamos solos le hablaba mucho. Le decía que ya le esperábamos con los brazos abiertos, sólo tenía que empujar hacia abajo, donde viera un rayo de luz. Sus hermanos cada noche besaban mi barrigota y le animaban a salir. Y así yo mantenía la esperanza de que posiblemente se adelantaría a las previsiones de Inma.

Y 2 días más tarde LLEGÓ EL GRAN DIA, EL 19 DE ABRIL DE 2012 A LAS 00:15 Hrs. ROMPÍ LA BOLSA AL ACOSTARME EN LA CAMA. Uffffffffffffff, los nervios que no había tenido en los últimos meses del embarazo aparecieron de golpe. No había pensado en una rotura de bolsa sin tener contracciones. Había leído algunos relatos que tras romper la bolsa habían esperado varios días a iniciar el parto entre nervios y cansancio.

No molesté a Inma con ningún mensaje hasta que se hizo de día. Pero los nervios me hicieron contactar con algunas compañeras de viaje que consiguieron tranquilizarme y eso que eran las doce de la noche, gracias chicas!. Como no podía estirarme en la cama por la cantidad de agua que perdía pues me quedé despierta y empecé a preparar todo el comedor por si llegaba el gran momento, encendí una vela que había comprado para que nos acompañara a Marco y a mí. Ignasi se quedó dormido, yo prefería que descansara para que estuviera con toda la energía si le necesitaba. Afortunadamente enseguida empecé a notar contracciones ligeras e irregulares que duraron toda la noche,QUE EMOCIÓN MI CUERPO FUNCIONABA!!. Estaba tranquila y contenta y dejé pasar las horas descansando a ratos en el sofá hasta que se hizo de día.

Inma me llamó después de recibir mi whatsap sobre las siete de la mañana. Las contracciones se habían parado y necesitaba dormir un poco. Ella me dijo que vendrían al medio día pues me notaba muy tranquila y prefería que yo descansara un poco.

Ignasi se llevó a los niños al colegio. Esa noche se quedarían a dormir en casa de mi hermana. Al despedirme de ellos les dije que Marco estaba preparado para nacer. Se fueron muy contentos, desde el primer día compartí con ellos como iba a ser el parto de su hermano y ellos lo vivían con la mayor naturalidad del mundo.

Pasé toda la mañana descansando en el sofá entre contracción y contracción. No tenía ganas de nada, ni de ver tele, ni de escuchar música, necesitaba estar tranquila sin hacer nada. Iba aguantando las contracciones a 4 patas, eran irregulares en tiempo y en intensidad. Las endorfinas hacían su función y poco a poco mi cuerpo las iba soportando mejor.

Luci e Inma se presentaron al medio día y comieron con Ignasi. Me controlaron fiebre, tensión y el latido del bebé, todo estaba perfecto. Estaba de preparto y seguramente el parto se iba a iniciar esa noche, así que nos recomendaron descansar para reponer fuerzas.

A las 10 de la noche decidí cambiar de ambiente e irme a la habitación a descansar, seguía con las contracciones pero las soportaba bien. Ignasi llamó a Inma para decirle que todo seguía igual y que estábamos tranquilos. Ya habían pasado 22 horas desde la rotura de bolsa.

A las 22:30 hrs. sin esperarla me llegó una CONTRACCION MUY INTENSA QUE ME HIZO EMITIR UN AAAAAAAAAAAAAA GRAVE. En las clases habíamos hablado que muchas mujeres parían emitiendo sonidos graves de alguna vocal. Yo no me había imaginado gritando, así que me sorprendió mucho mis primeros AAAA. Ignasi se puso en guardia. Le dije que parecía que el parto se había iniciado, cronometró las contracciones y comprobamos que venían muy intensas cada tres minutos, a la tercera le dije que llamará a Inma. Lo hizo aunque le supo mal pues se acababa de meter en la cama y pensaba que no habría descansado. A mí en ese momento me daba igual, la necesitaba a mi lado. Estaba segura que había llegado el momento y quería estar acompañada de ellas. Marco ya estaba preparado para salir.

Ignasi iba comunicándose con Inma por whatssap mientras ella estaba ya de camino. Le impresionó mucho ver mi hueso sacrosobresalido en espalda y no sabía si eso era normal. MI CUERPO SE ABRIA EN CADA CONTRACCION!!

A los diez minutos yo no sabía como aguantar el dolor de las contracciones así que decidí darme una ducha para intentar relajarme, no me atrevía a hacer un baño por tener la bolsa rota. Necesité la ayuda de Ignasi, me quedé dentro de la bañera a cuatro patas durante media hora y él con la ducha me dirigía el agua caliente hacia el final de la espalda.

Ignasi empezaba a ponerse nervioso porque le asustaba que yo perdiera el control de la situación. Hasta ese momento yo había estado muy tranquila, hablaba y le podía contar que sentía y como lo vivía. En cambio en ese momento yo ya viajaba hacia el planeta parto. Me encontraba en otro mundo con los ojos cerrados y sin poder hablar, solo emitiendo un AAAA grave en cada contracción. Duraban un minuto y llegaban cada dos minutos, o sea que me dejaban poco tiempo para descansar.

Inma llegó a las 23:40 hrs. aproximadamente cuando llevaba una hora de contracciones intensas cada 3-2 minutos. Me encontró desnuda en posición cuadrupeda y apoyada en un canto del sofá con los ojos cerrados. Con mi gemido le pudo confirmar a Ignasi por si le quedaba alguna duda que estaba de parto. Se acercó a mí y con voz suave me saludo, recuerdo que le dije que era duro y al llegar la contracción me agarré a su mano para sobrellevarla mejor. En ese momento me sentí a salvo, tenerla a mi lado me ayudó a tranquilizarme, con ella sentí que todo iba a salir bien y me deje llevar.

En tan solo unos minutos montaron la piscina y cuando todavía no estaba llena me ayudaron a meterme. Ufff que alivio. El agua caliente me ayudó a relajarme entre contracción y contracción. Yo estaba en el planeta parto y ya no había retorno, había perdido la noción del tiempo. Me encontraba a gusto, totalmente desinhibida, el ambiente era intimo, poca luz, chimenea encendida y sobretodo cariño era lo que sentía, las voces suaves me hacían sentir protegida. Necesitaba estar con los ojos cerrados así que no intenté abrirlos durante todo el parto. En ningún momento sentí miedo, ni dolor en la cicatriz tan temida por todos los ginecólogos.
  
A la hora llegó Luci, me encantó que estuviera con nosotros. Entonces se intercambiaron y fue ella la que me cogió la mano para seguir sobrellevando las contracciones. También me iba haciendo unos masajes en el sacro que me ayudaban a aliviar el dolor de la zona lumbar. Llevaba ya unas dos horas con contracciones fuertes y seguidas y sentía la necesidad de saber cuanto me quedaba. Quería aguantar el dolor pero no sabía si mi cuerpo era capaz de soportarlo por mucho tiempo, si me decían más o menos cuanto quedaba eso me daría fuerzas para continuar. Inma entonces me pidió permiso para hacerme un tacto. Y sorpresa, estaba en completa. Yo misma pude tocar la cabecita de Marco, e Inma invitó aIgnasi a que también la tocara. A él, según Inma, se le iluminó la cara y a mí me dio un subidón de energía que me ayudó a continuar con fuerzas.
  
 Entre contracción y contracción me relajaba tanto en el agua que incluso llegaba a dormirme. Inma, Luci e Ignasi estaban sentados alrededor de la piscina y se iban turnando para ofrecerme la mano en cada contracción. Inma pensó por el sonido que emitía que el bebé ya estaba bajando pero cuando me lo preguntaba yo solo le decía que sentía presión muy fuerte en el culo. Aunque en las clases de preparación me había quedado muy claro que la presión en el culo quería decir que el bebé ya estaba bajando yo no lo notaba.


Inma me propuso salir de la piscina para hacer unas posturas que ayudaran a baja al bebé, entre ellas el cabaret. Yo acepté aun no teniendo nada de ganas de salir del agua caliente. Y sorpresa, después de dos pujos ya asomaba pelito rubio de la cabecita de Marco. Enseguida volví a la piscina y volví a notar alivio, me sentí como pez en el agua. Sobre las 2 de la madrugada sentí que estaba pujando y empecé a sentir el aro de fuego. No era una sensación agradable pero eso indicaba que quedaba poco para que saliera mi pequeñín así que intentaba dejarme llevar. Pero en las siguientes contracciones la sensación de quemazón empezó a ser demasiado intensa y yo cerraba las piernas en cada pujo. El único alivio lo conseguía al tocar el pelito del bebé cuando tenía la contracción, ya queda menos, pensaba. 

Pero pasó una hora y las contracciones las empecé a vivir menos intensas. Inma se dio cuenta que perdía fuerzas para pujar y entonces Luci me preparó una infusión de canela y limón. Me sentó muy bien pero Inma decidió que saliera de la piscina. Siempre había pensado que el aro de fuego se sentía unos minutos y no me había preparado mentalmente para que me quemará más de una hora, en mi caso fueron casi dos horas.




Cuando salí me propusieron empujar en la silla de partos, pero la gran hemorroide que me había salido con la presión de la cabecita del bebé no me dejaba estar cómoda sentada. Así que cambié de postura a cuadrúpeda agarrada a la cintura de Ignasi. Ya estaba muy cansada y quería que se acabara lo antes posible, así que decidí que en el próximo pujo apretaría con todas mis fuerzas para que saliera la cabecita, aun sabiendo que me podía desgarrar. Y llegó el momento: EN MI ULTIMO PUJO MARCO SALIÓ DISPARADO COMO UN PEZ. Yo pensaba que primero iba la cabeza y luego el cuerpo, con dos contracciones pero no hubo tiempo ni para fotos. No lo podía creer,Marco estaba en el suelo, sobre varias toallas y yo estaba paralizada e incrédula, creo que como Ignasi.


Lo cogí en mis brazos y le apreté contra mi pecho. Nos miramos, yo lloraba emocionada, en ese momento volví a la realidad. Ahora me doy cuenta del esfuerzo que hizo para salir, su cabecita estaba apepinada después de 3 horas de expulsivo.

Lo había conseguido, mi soñado PVC2. Abracé a Ignasi, abracé a mis dos ángeles, Inma y Lucy, sin ellas Marco no hubiera conseguido nacer en un entorno lleno de amor y respeto.

¿Que hospital me hubiese aceptado con un preparto de 28 horas y un parto de 5 horas con 3 horas de expulsivo? En el inicio de mi camino en busca de un parto respetado busqué la opción de ir a un hospital, tenía miedo de sentirme desamparada y desprotegida, miedo a roturas de útero, a que el bebé no bajara, miedo a muchas cosas. Y vivida esta experiencia ahora no me imagino parir a un hijo en otro entorno que no fuera el que ha sido, en nuestra casa, a la luz de las velas, con la chimenea encendida, relajada en una piscina y sobretodo rodeada de las personas queridas.


Las 10 horas posteriores al parto fueron realmente mágicas. Me sentí una reina, por como nos cuidaron Inma y Luci. No me separaron ni un segundo de Marco. Me acompañaron a nuestra habitación y allá dormimos juntos Ignasi, yo y nuestro precioso bebé. Fueron unos momentos realmente maravillosos, creo que estuve muchas horas mirando su carita sin poder dormir. Estuve flotando en una nube durante unos 3 días, llena, llenísima de energía.



Ahora soy otra mujer, una mujer más fuerte, con las ideas más claras, feliz, muy feliz, y con la certeza de que SI PODEMOS. Solo tenemos que querer y luchar por ello pero es necesario tener toda la información para poder elegir el camino que nos haga sentir más cómodas, seguras y respetadas.


Agradecimientos :


¡GRACIAS PRECIOSAS MUJERES DE APOYACESAREAS!




Luchadoras donde las haya, sin vosotras compañeras de camino no lo hubiese conseguido.

A Marco le iluminasteis el camino con la luz de vuestras velas y yo noté vuestra energía en cada contracción.






GRACIAS A INMA MARCOS Y A LUCI ALCARAZ POR CREER EN MÍ
aun sabiendo que tenía una cicatriz de dos cesareas anteriores y hacia niños grandotes y cabezones.


GRACIAS A NEIXER A CASA porque vuestro proyecto mejorará el futuro de nuestros hijos.






GRACIAS MªANGELS por estar siempre disponible. Tus sesiones de reflexologia lograron hacer desaparecer esas pequeñas molestias durante el embarazo y tus consejos me ayudaron a sanar heridas del pasado.



GRACIAS MARISOL, 
MI MEJOR AMIGA Y GRAN CONFIDENTE,
mi gran apoyo en los momentos de decaimiento. Deseo poder acompañarte en tu próximo sueño, tu esperado parto natural el próximo septiembre. Recuerda que SI PODEMOS.






GRACIES ESTHER, COSINA I AMIGA MEVA, sempre has estàs quan t’he necessitat, m’has animat i m’has recolzat en la meva decisió.





Y SOBRETODO GRACIAS A VOSOTROS,  IGNASI Y MIS TRES TESOROS,  POR ENSEÑARME TANTAS COSAS:


A IGNASI POR ESTAR A MI LADO, POR DEJARME VIVIR ESTE MOMENTO, por saber contener tus miedos y tus nervios y sobretodo por haberte contagiado de emoción al ver nacer a tu hijo en nuestra más preciada intimidad.



A OLIVER Y NOA, por saber perdonarme el no haber sabido defender vuestros nacimientos. Sufrimos y lloramos juntos y precisamente han sido esos amargos momentos los que me indicaron que había otro camino.

Y A MARCO por haberme devuelto la confianza en mí y hacerme tan feliz.




¡ SI PODEMOS!